23.11.17

paso atrás


LIGA DE LA JUSTICIA
data: http://www.imdb.com/title/tt0974015

Los primeros cinco minutos de “Liga de la Justicia” son brillantes. Augura una gran película de superhéroes. Empieza alto con la presentación de títulos y el tema de fondo (“Everybody knows” cantada por la noruega Sigrid) seguido de las presentaciones de los personajes.

Bueno. Es lo mejor del filme. Después se desliza en un conformismo chirle, un flotar a media agua, tratando de que la película no tenga la negrura de la anterior “Batman vs. Superman” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2016/03/del-dios-todopoderoso-al-terrenal-mundo.html) pero tampoco la liviandad de las clásicas tramas de superhéroes luchando contra un malvado. Ese “ni” define a “Liga de la Justicia” que, me parece, es un paso atrás en el mundo DC. Decididamente, DC no logra encontrarle la vuelta a sus héroes y la comparación con Marvel lo atormenta, película a película.

“Liga de la Justicia” es a DC lo que “Los Vengadores” (http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2012/05/cien-por-ciento-pochoclero.html) a Marvel. Es el rejunte de todos los superhéroes para enfrentar a megavillanos. Lo que en “Los Vengadores” logró encontrar el tono (sobre todo con “Capitán América: Civil War”, http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2016/05/quien-vigila-los-vigiladores.html, que me parece una de las cumbres de esta saga de superhéroes), en “Liga de la Justicia” se muestra vacilante.



Hay un hecho que excede al guion y tal vez explique esta indefinición: el proyecto debió cambiar de director, pasando de Zack Snyder a Joss Whedon. Snyder abandonó el proyecto, tras el suicidio de su hija de 20 años. Son dos directores con estilos muy distintos y esos estilos se notan en “Liga de la Justicia”. Al punto que ya hay sitios que están armando listas para distinguir las escenas dirigidas por uno u otro director. En el medio, el estudio metió baza y pidió una película de no más de dos horas y con cierto tono esperanzador, que estaba muy lejos de lo presentado por Snyder.

Muy posiblemente, ahí esté la razón de porque la película cojea de una pata. Por momentos es oscura; por otros, chistosa. Y el que peor sufre esta indeterminación es Batman. Es un personaje que se nota incómodo en el medio del campo de batalla. No termina de ser lo oscuro que vimos en sus últimas presentaciones y no tiene química para hacer chistes o réplicas ingeniosas.



Hay dos personajes que aprovechan plenamente el filme para destacarse del resto de sus compañeros. Una es Mujer Maravilla que, me atrevo a decir, está tomando el control de la franquicia sobre el Murciélago. Gal Gadot vuelve al “Muy bien 10. Felicitado”. (Lejos de nuestro ánimo ser sexistas pero los primeros planos de la cola de Gal Gadot en 3D, merecen un “Sobresaliente. Siga así”). El otro personaje es Flash. Ezra Miller se maneja con mucha comodidad en la comicidad. Esos son los dos personajes que queremos seguir viendo. Ni Aquaman ni Cyborg salen de la media, no destacan.

“Liga de la Justicia” tiene un problema central: no tiene una tesis. Y allí tal vez se vea más la diferencia de criterio entre directores. Porque el filme empieza con un tema que prometía: el mundo ha perdido las esperanzas tras la muerte de Superman, ha bajado los brazos. No sólo ha crecido el crimen: los hombres tiene miedo. Y el miedo atrae al monstruo que se propone acabar con el mundo. Ante esa realidad, sólo queda Batman. Pero Batman no puede encarnar el liderazgo para poner de pie a un mundo que ha dejado de creer en sí mismo. Por eso se impone la tarea de reunir a los mejores para enfrentar al mal. No necesita entender las rarezas de este mundo. Su misión es más simple: salvarlo de la amenaza.




Y Batman tiene ese gran dilema: saberse menos, saber que no es capaz de poner de pie a la humanidad, porque él reina en las sombras, él es el lado oscuro de los hombres. Y lo que la humanidad necesita es la luz que reflejaba Superman. Sencillamente porque, como le confiesa Batman a Diana Prince: “Él no solo salvó a la gente, sino que también les hizo ver lo mejor de sí mismos”.

En “Los Vengadores”, la desunión inicial del grupo se tuerce con la muerte de uno de los personajes. Es el aglutinante para que funcionen como equipo. Acá pasa algo: a los tumbos, enfrentan al malvado. Pero los salva Superman. Entonces: ¿para qué sirve el equipo? Parece que la Liga sólo sirvió para traer a Superman de regreso al mundo de los vivos. Ahí vemos una falla estructural: la fortaleza de un equipo se da cuando todos juntos son más fuertes que la suma de la partes. Para eso, no basta con que uno solo gane la jornada. Todos deben imponerse, todos deben suplir a lo que el otro le falta.



Tal vez, como supo analizar un amigo mío (¡grande Pedro!), el problema esté en que Superman es un héroe demasiado perfecto, demasiado sin debilidades. Es un héroe aburrido. La kriptonita es un invento para poner alguna dosis de peligro. Pero es plano. En cambio, Batman tiene matices, tiene dimensión. Todos podemos ser Batman. Ninguno, Superman.

El futuro de la Liga dependerá de que lado de los héroes cae la historia. Y ahí tendremos un filme oscuro y negro o un cómic tradicional de piñas y villanos que sabemos serán vencidos.

Mañana, las mejores frases.

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